Desde la Federación Cántabra de Asociaciones de Vecinos, entienden que el esfuerzo económico que implicaron estas instalaciones está justificado siempre y cuando funcionen correctamente y ofrezcan un servicio a los vecinos de Santander, y no queden reducidas a una bonita foto el día de su inauguración.
A la FECAV llegan continuas quejas relativas al funcionamiento de las rampas de la Calle Vargas, averiadas con mucha frecuencia, de uno de los ascensores que comunica la Calle Castilla con la Calle Alta, que lleva roto varios meses, las escaleras de Antonio Mendoza, que fallan a menudo, entre otras quejas.
«Estas instalaciones no pueden ser objeto de abandono por parte del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Santander, por lo que exigimos un seguimiento adecuado y eficiente de su funcionamiento, que se hace más necesario a medida que la población de Santander envejece.»
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